lunes, septiembre 25, 2006

La ciencia ficción y nuestra TV

Luego de leer un post en el blog de Victor Solano, he decidido apartarme un poco del tema central de este blog, para hablar acerca de la última novela del Canal Caracol (Buscando el cielo).

Hay una parte de mi que mira con absoluta envidia muchas de las series de ciencia ficción que se producen fuera del país (X-Files, Millennium, Lost, The 4400, etc...), pues en muchos casos cuentan con una alta calidad no sólo técnica, sino también argumental (aún en los casos en los que el argumento corresponde al eterno conflicto del bien contra el mal). Como aficionado a la ciencia ficción que soy, me pregunto: ¿Por qué no podemos hacer cosas creíbles de ese tipo a nivel nacional?

Lo más cercano que recuerdo a algo medianamente tolerable, en ese sentido, fue una telenovela que se llamaba Calamar, que tuvo un impacto muy simpático con un muñeco (Guri-guri) que se convirtió en un inesperado éxito comercial a nivel local. Ahora, incluso para lo pobre que resultaba buena parte de la producción de esta novela (la cual sin duda es ahora sobre-estimada debido a mi recuerdo de niñez), la sola apuesta resultaba interesante. Recuerdo que había personajes muy pintorescos (y no en el sentido de pintoresco que nos ha marcado con nuestras películas y telenovelas costumbristas), héroes y villanos que tenían posibilidad de ser creibles para la audiencia de la época, y una historia extraña, pero con muchos visos de aventura y ficción (a mi juicio) bien manejada.

Luego vendrían muchos otros, entre los cuales lo más cercano a una producción de ciencia ficción fue "La Dama del Pantano", un desastre "futurista" para el cual el futuro era neón, materiales brillantes, diálogos sobreactuados, vestuario espantoso y una Bogotá que nadie habría podido creer. Si alcancé a ver tres veces este luctuoso experimento fue mucho. Salí espantado por la pésima concepción de la trama, y con una gran tristeza por el fracaso de lo que habría podido ser un buen punto de partida para un nuevo movimiento de ficción futurista. Este episodio puede ser comparable al de "La hora del vampiro", otro extraño intento que, más que indignación, me produce una sonrisa cuando lo recuerdo.

También vendría una película como "La sombre del caminante", que mostró que sí es posible hacer ese tipo de cine de ficción en nuestro entorno. El truco, en mi opinión, está en encontrar una historia que sea creíble para nosotros. Sin duda, aquí no funcionarían cosas como Spider-Man (¿de dónde se colgaría?) o Matrix (¿Agente López? ¿Agente Gómez? ¿Y de dónde? ¿del DAS? ¿de la SIJIN? ¿Abrigos largos? ¿Hackers?). Pero, ¿por qué no funcionarían? En mi muy desinformada opinión, tenemos un problema de concepción estética, y la idea de que la ficción de este estilo implica tecnología. Uso de ella, y gran despliegue de ella. Pero, no tiene por qué ser así.

Llegamos entonces a "Buscando el cielo". La promoción de expectativa no preparó a nadie para lo que vendría. Lo que parecía un novelón más empezó con una trama incomprensible, con demasiadas preguntas sin aclaración y con un estilo bastante "Matrix". Quiero hacer la salvedad de que las actuaciones no son muy buenas que digamos (sobreactuación en el 90% de los casos), nos falta mucho en cuanto a música incidental, y en general el experimento se percibe un tanto fuera de lugar...

Sin embargo, pensando en la situación de este género en nuestra televisión, y atreviéndome a imaginar qué está pensando Dago García, me gusta pensar en esta explicación:
  • Note que la ciencia ficción no ha funcionado en la televisión colombiana.
  • Note que los realities han tenido un éxito inesperado.
  • Note que a la gente le gusta creer que tiene el control sobre lo que ve.
  • Note que a la gente le gusta sentir que su opinión cuenta, así no sea cierto (nunca he logrado entender cómo hay tantas llamadas para votar por x o y cosa en el reality de turno).
Considerando lo anterior:
  • Si hacemos una novela que esté mezclada con un reality
  • Si logramos que la posibilidad de votar (decidir) por quién aparece y cómo avanza la historia sea un gancho para el público
  • Posiblemente tendremos mayor libertad para jugar con la trama, para experimentar con el género y con la historia.

Me gusta pensar que esta es la explicación a lo que estamos viendo. Un extraño e inesperado experimento de Dago García (en la onda de "La Saga" o "Pecados Capitales"), en el cual aprovecha que lo más atrae al público es participar y ver otro reality más, para lanzar una historia a la que no estamos acostumbrados. Desde ese punto de vista, sólo puedo decir: ojalá funcione. Ojalá toda una generación de realizadores descubra que es posible hacer ciencia ficción inteligente con nuestro contexto, y que no necesitamos superhéroes locales que lancen rayos por los ojos o escenas de destrucción masiva del centro de la ciudad para que nos enganchemos con una buena historia. Por supuesto, entre menos elementos de culebrón tenga, mucho mejor.

Al menos en lo personal, trataré de ser paciente con el espantoso tono de villano de Alejandro Martínez, con el desesperante golpe de voz de María Adelaida Puerta, y con una historia que a veces parece que no va hacia ninguna parte. No puedo evitar recordar que es la primera vez en mucho tiempo que se hace un experimento en un género de este tipo en nuestro país, y que tal vez estamos aprendiendo a caminar ese camino. Ojalá sea así.

Ahora, si no resulta, será muy complicado que alguien vuelva a invertir un peso en la producción de ciencia ficción visual en nuestro país. Ojalá no sea así. ¡Que la fuerza los acompañe! (No pude evitarlo...)
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martes, septiembre 05, 2006

¿Y por qué no?

Hace unos cuantos años, fue medianamente popular una serie de televisión llamada Sliders (Deslizadores). La trama giraba alrededor de cuatro personas que por accidente habían entrado en un agujero de gusano, desplazándose a universos paralelos (muy en la onda de las teorías de Feynman). El gancho de la trama era que estos universos paralelos eran versiones levemente modificadas de nuestra Tierra, lo cual generaba posibilidades argumentales muy interesantes.


Pero en fin, había un episodio de esta seríe (el séptimo de la primera temporada) llamado Eggheads, el cual mostraba una tierra en la cual los intelectuales eran las celebridades, tal como los deportistas lo son en nuestra sociedad. Recuerdo claramente que en una escena en la que mostraban la ciudad, aparecía una valla de GAP en la cual el modelo de los pantalones era Einstein, y en algún momento aparecía el slogan de una empresa equivalente a Nike: Just think it. Lamentablemente, la trama mostraba que el asunto no era tan prometedor como parecía, y que los vicios asociados a la fama eran los mismos que en nuestra sociedad. Sin embargo, quisiera obviar eso en este post.


¿A dónde voy con todo esto? Me pregunto por qué no podemos pensar en una sociedad en la cual la educación es el valor más apreciado. ¿Y por qué no? Imaginen estar esperando un bus en un paradero en Bogotá y tener al lado, en lugar del anuncio de licor, un gran cartel del Portal Educativo Colombia Aprende, por ejemplo. Imaginen que el concurso de ortografía que organiza El Tiempo tuviera una convocatoria igual a la de los espantosos realities con los cuales nos deleitan cada noche nuestros canales privados, y que la final fuera un evento tan importante como el reinado de Cartagena. Imaginen bibliotecas públicas abiertas las 24 horas del día, para safisfacer la demanda de todos los aprendices. Imaginen cobertura educativa universal, pero de verdad. Imaginen que cada uno de nosotros entendiera la educación como un medio para alcanzar nuestros sueños. Imaginen que nuestros sueños fueran tratar de mejorar al mundo, en lugar de enriquecernos a pesar de los demás.


¿Y por qué no? Tal como lo veo en este momento, lo que hay de fondo con todo esto es, simple y llanamente, propaganda. ¿Cuáles son los mensajes que estamos implantando en nuestros niños y jóvenes? La respuesta a esa pregunta nos lleva a la eterna discusión acerca de la responsabilidad de los medios en todo este proceso. Victor Solano comentó en detalle el cuestionable caso de una emisora colombiana que está ofreciendo mamoplastia a sus oyentes mujeres. Y, a pesar de la respuesta de la directora de la emisora, la respuesta automática que reciben quienes se inscriben deja todo qué desear. Yo no me detendría en este asunto mucho, pues estoy convencido de que los medios masivos tienen una incidencia definitiva en esta situación (un documental como Bowling for Columbine es un muy buen ejemplo de esto).


Pero es sencillo unirse a la protesta, sin proponer alternativas. ¿Qué pasaría si el gobierno reconociera el poder de los medios en este sentido y, por ejemplo, la Comisión Nacional de Televisión financiara anuncios para entidades como Colciencias, el Ministerio de Educación o el Ministerio de Cultura? Hay una interesante campaña en este momento (precisamente de la CNTV, y creo que es necesario reconocer que han mejorado bastante en el estilo de anuncios que generan) respecto a las competencias matemáticas, y han aparecido en horario triple A anuncios de convocatorias de Colciencias (un tanto somníferos aún, pero algo es algo). Así que algo está pasando. ¿Y si como sociedad empezáramos a dirigirnos hacia allá? ¿Y si alguien encontrara una manera de generar rating con lo intelectual (y no me refiero a ese desastre que fue el programa este de La bella y el nerdo)? ¿Y si lo intelectual fuera rentable?


El efecto neto de esto, a mi juicio, sería que una buena parte de nuestra población estaría expuesta a mensajes que hablan acerca del valor del estudio y de la educación. Es sólo una hipótesis, pero estoy casi seguro de que, a mediano plazo, podríamos empezar a ver efectos positivos en nuestra sociedad.


¿Y por qué no?

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