lunes, agosto 28, 2006

Podcasts en educación

Podcast: Un (o varios) archivo de audio (mp3) que contiene entrevistas u opinión (o cualquier otra cosa), que se encuentra publicado en la Web y al cual es posible suscribirse también mediante RSS. Tan sencillo como eso.

Hace un par de semanas usé por primera vez un podcast. Si bien conocía el concepto desde hacía bastante rato, no había percibido su potencial. Descargué y estuve escuchando una entrevista de George Siemens a Stephen Downes, la cual me dejó lleno de inquietudes e ideas provocativas. Ahora, ¿qué significó para mi el acto de escuchar un archivo mp3 que contiene la grabación de una entrevista? ¿Aprendí algo?

Esta última pregunta me ha llevado a cuestionar cuáles son los aprendizajes que he logrado. ¿Cómo sé que he aprendido? Me resulta simpático hacerme esta pregunta y ver cuán diferente es de ¿Cómo sé que sé? Para mi, la respuesta a ¿saber es haber aprendido? parece ser: no.

Sin enredarme en el discurso teórico diría que, para mí, mi aprendizaje tiene que ver con cambios observables en mi conducta. Como puedo imaginar el escalofrío conductista que puede recorrer el cuerpo de más de un lector, paso a explicarme. Aplicado a mí mismo, veo que he aprendido algo cuando observo, de manera reflexiva, que hago cosas que antes no hacía, que pienso y digo cosas que antes no decía o que veo el mundo en una forma que antes no lo veía. En esa medida, para mi el aprendizaje es un elemento transformador de mi ser.

Y lo anterior marca una diferencia clara entre información y aprendizajes. Puedo leer montones de libros, o explorar información en multitud de medios, pero mientras esa información no me transforme, en realidad no he aprendido. El asunto es que esa transformación sólo es observable en la manera como me relaciono con el mundo (mi conducta, cómo me "conduzco").

Ahora, ¿qué tiene que ver lo anterior con el uso potencial de los podcasts? Cuando empecé a escribir tenía en mente tratar de iniciar un listado de usos posibles, pero ahora veo que esto no tiene sentido en realidad. ¿Pueden ser usados los podcasts para apoyar la educación? Sí, de la misma manera en que podemos usar un libro o el computador. Como de costumbre, no se trata del medio en sí, sino de los procesos cognitivos que el medio puede potenciar.

Entonces, si usted es profesor, los podcasts le pueden servir, pero sólo si usted da un contexto a su uso. ¿Qué pasó en mi caso? No sólo escuché la grabación, sino que de manera consciente traté de comprender los puntos de vista que eran expuestos, los comparé con los míos, asumí una posición crítica frente a ellos y pude integrar algunos a la forma como veo el mundo. Visto así, el podcast sí me sirvió para aprender. Pero claramente, lo anterior dependía de mi interés por el contenido del podcast, pues perfectamente habría podido significar para mí lo mismo que la entrevista que escuché en el programa de radio de la mañana: Sólo información, poco aprendizaje.

Supongo entonces que el uso educativo de un podcast depende, igual que con cualquier otro medio, de disponer un ambiente que contenga las excusas cognitivas que permitan escucharlo con una intención clara, y realizar posteriormente análisis que permitan al estudiante aprender de él.

Pero esto hasta el momento es bastante etéreo. Para no hacer el asunto más largo, en mi blog tips4tic, se encuentran algunas sugerencias concretas de cómo usar podcasts en diversas áreas. También hay una corta guía acerca de cómo grabar una audioconferencia de Skype, lo cual le permite a cualquier persona construir sus propios podcasts.

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jueves, agosto 24, 2006

Nadie sabe para quién trabaja...

El lanzamiento de las licencias Creative Commons para Colombia me produjo (y me dejó con) un montón de inquietudes respecto al tema de la propiedad intelectual. Tuve la fortuna de conversar un rato con Lawrence Lessig durante su visita a Bogotá, y la charla me sirvió para aterrizar un poco más mis ideas.


Mi conflicto con el tema de los derechos de autor empezó con el post en el cual dejé un archivo adjunto con ideas respecto a la iniciativa de objetos de aprendizaje en Colombia. La duda que apareció fue: ¿Yo puedo decidir bajo qué licencia publicar ese documento? Y eso obligó a remitirme a un tema del cual poco nos ocupamos a nivel académico: los términos de nuestro contrato.


En algunas instituciones, el contrato laboral incluye una claúsula en la cual se especifica que los derechos patrimoniales sobre los productos desarrollados dentro de la relación contractual son del contratante, no del contratista. Esto suena razonable para una relación de consultoría, por ejemplo. Pero, ¿qué ocurre con una relación académica? En términos prácticos, si soy investigador/docente de una Universidad, y genero materiales como producto de mi actividad docente/investigativa, es mi universidad quien detenta los derechos patrimoniales sobre tales productos. En consecuencia, no soy yo quien decide publicar estos productos bajo tal o cual licencia, sino que esto es derecho de la universidad.


Eso, que resulta aparentemente claro, tiene un montón de complicaciones. Entre otras: Primero, en el ambiente académico en ocasiones es difícil trazar una línea entre el tiempo laboral y el tiempo no laboral, en la medida en que los intereses profesionales de muchos docentes/investigadores no se quedan en la oficina, sino que se desarrollan en horario no cubierto por la relación contractual. En este medida, ¿de quién son los derechos sobre productos generados en tiempo laboral y no laboral? Segundo, ¿tales claúsulas cubren solamente los productos que se relacionan con el objeto del contrato (dictar una clase, por ejemplo), o todos los resultados obtenidos en el tiempo laboral (lo cual suena razoanlbe también)?. Tercero, si uso los recursos de mi institución (computador y red, por ejemplo) para producir algo por fuera de mi horario laboral, ¿de quién son los derechos?


Podríamos hilar tan fino como quisiéramos, y lo riesgoso de esto es que entramos en el terreno de las leguleyadas (lamento que suene peyorativo, pero ni modo). El punto es que, como académicos, en realidad no tenemos conciencia del poder que da el decidir de qué manera se publican las cosas que generamos. Y lo curioso es que este tema tampoco ha sido atacado de manera decidida por nuestras instituciones. Un ejemplo:


El profesor Y, para atender su desarrollo profesoral dentro de la institución Z, debe realizar al menos dos publicaciones internacionales al año. El contrato laboral del profesor Y transfiere los derechos patrimoniales sobre los productos a Z. El profesor Y escribe un par de artículos muy interesantes, y los envía a diversas publicaciones reconocidas. La publicación X acepta uno de los artículos, y lo publica. El detalle es que la publicación X exige exclusividad (lo cual puede interpretarse como un compromiso sobre los derechos patrimoniales del artículo), y asume el envío de un trabajo como conformidad con esta condición. El artículo se publica, el profesor Y queda contento y la institución Z destaca el compromiso del docente.

¿Qué hay de raro aquí? Que normalmente, los profesores no consultan con su institución este tipo de detalles de exclusividad, lo cual significa que el profesor, al enviar su artículo a una publicación, está tomando una decisión que contractualmente es de su institución. Nótese que el asunto puede volverse tan espinoso como se quiera, a partir de situaciones como la descrita.


Ahora, ¿qué hacer al respecto? Claramente es indispensable que, como comunidad académica, empecemos a hablar acerca del problema. Y algo como Creative Commons es una excelente excusa para ello. El enfrentarnos a la duda de bajo qué licencia vamos a publicar nuestra producción intelectual, nos obligará también a preguntarnos cuál es el alcance de nuestro poder como autores, en relación con las personas o entidades para las cuales trabajamos. Tan sólo eso ya es un inicio...

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martes, agosto 15, 2006

Objetos de Aprendizaje: Pensamientos por escrito

Como ya resulta imperativo tener por escrito las distintas partes del plan de nuevas tecnologías, empecé a elaborar un documento que busca dar cuenta en detalle de la iniciativa de Objetos de Aprendizaje, y de cómo los distintos componentes podrían interactuar entre sí. Este es un documento no oficial, pues incluye muchas de las ideas que he ido decantando en las últimas semanas, aunque el grueso de la estrategia corresponde a lo que empecé a elaborar en diciembre de 2005. Por supuesto, está abierto a comentarios y sugerencias, los cuales serán muy bien recibidos. Aquí está el enlace al documento.

NOTA IMPORTANTE: Tuve que eliminar el enlace al documento por el momento, mientras aclaro en realidad quién detenta los derechos de esta información y si yo puedo publicar cosas bajo una licencia como CC. Este va a ser un problema serio a mediano plazo, en la medida en que nuestros docentes e investigadores empiecen a hacer pública la información que van generando. Espero hablar pronto al respecto.
UPDATE: El asunto empezó a aclararse, así que el enlace al documento está activo nuevamente. En este post hablo un poco más al respecto.

Este documento está publicado bajo la licencia Creative Commons. Si no la conocen, los invito a conocer un poco más acerca de ella. Puede ser una buena herramienta para repensar cómo publicamos lo que generamos.

Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 2.5 License.
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viernes, agosto 11, 2006

Objetos de Aprendizaje en Duitama

Estuve en Duitama (Boyacá) el jueves pasado, por una invitación de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Me invitaron a presentar a una grupo de docentes el plan de Nuevas Tencologías en Educación Superior, y a realizar una charla corta acerca de Objetos de Aprendizaje. Como mi primer esfuerzo de empezar a hacer más público el acceso a la información, aquí están las diapositivas de la presentación que realicé.

Me queda pendiente publicar el podcast de la presentación, el cual será mi primer podcast oficial! Tengo que resolver algunos problemas de conectividad antes.

NOTA IMPORTANTE: Tuve que eliminar el enlace a las dipositivas por el momento, mientras aclaro en realidad quién detenta los derechos de esta información y si yo puedo publicar cosas bajo una licencia como CC. Este va a ser un problema serio a mediano plazo, en la medida en que nuestros docentes e investigadores empiecen a hacer pública la información que van generando. Espero hablar pronto al respecto.

Este documento debería publicarse bajo la licencia Creative Commons. Si no la conocen, los invito a conocer un poco más acerca de ella. Puede ser una buena herramienta para repensar cómo publicamos lo que generamos.
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martes, agosto 08, 2006

Colaboración vs. Supervivencia

Uno de los grandes limitantes que tenemos como académicos es nuestro poco interés por compartir el conocimiento que adquirimos y generamos. Esto, sumado a una tendencia que, de acuerdo con Peter Stucki, también se encuentra en Europa (en sus palabras, que cada profesor prefiere utilizar sus propios materiales en sus cursos y no los de otros), hace que sea un verdadero reto el estimular la cooperación dentro del sistema educativo de educación superior.

A mi juicio, la primera presentación que realizó Stephen Downes en el Seminario no mostró cosas realmente novedosas desde el punto de vista tecnológico (prácticamente todas ellas ya las conocía), sino una forma de ver el mundo radicalmente distinta. Creo que allí radica el verdadero valor de esa presentación: Mostró de una manera clara y contundente lo que significa hacer parte de la sociedad del conocimiento, y no sólo hablar acerca de ella. Mostró lo que significa compartir lo que hacemos con otros, sacarlo de nuestras máquinas y de nuestras cabezas. Mostró lo que significa estar en contacto con una comunidad global. Y finalmente, mostró que el cambio no radica en el tener más y mejor infraestructura, ni más y mejor capacitación, sino en lograr operar un cambio cultural en nuestra sociedad. Al menos para este post, un cambio ligado a la colaboración.

Ahora, ¿por qué no colaboramos? Al menos en el entorno académico, en el que he estado por algún tiempo, veo varios factores de gran relevancia:

  • Supervivencia: lo queramos o no, la educación superior en Colombia es un negocio. Esto significa que hay empresas organizadas alrededor de ella lo cual, como en todo sistema comercial, genera unas necesidades claras de supervivencia, asociadas a factores estratégicos que generan competitividad y diferenciación. Así, nuestras instituciones de educación superior necesitan diferenciarse para sobrevivir, bien sea mediante mejor infraestructura, mejor calidad, mejores oportunidades académicas, etc. Ahora, si los mecanismos de generación y adquisición del conocimiento (y los productos correspondientes) de los cuales disponemos pueden verse como un factor diferenciador, compartirlos sería un claro atentado a nuestra supervivencia. Si tenemos una aplicación o un grupo de trabajo/investigación con potencial, no estamos dispuestos a compartir con otros el uso o el trabajo de dicho grupo (con contadas excepciones, como mencionaré en un momento), a menos que podamos recibir una compensación económica por ello. Esta es la posición de directivos de algunas de nuestras instituciones educativas. De alguna manera, la responsabilidad social de las instituciones, en ese sentido, está opacada por la necesidad económica de sobrevivir.

  • Tradición: Históricamente, la socialización y validación del conocimiento, y la construcción de prestigio que produce la academia ha estado restringida a eventos y canales formales: revistas indexadas, foros y congresos. ¿Por qué? Por el mecanismo de la evaluación por pares, que ha ayudado a garantizar la calidad de lo que se produce, y que permite que no tenga el mismo valor un artículo publicado en una revista de entretenimiento que uno publicado en una revista científica. Sin embargo, incluso este útil mecanismo tiene algunas fallas de fondo, como la discrepancia de opinión. Ocurre a menudo que en la revisión de pares, los expertos generan valoraciones diametralmente opuestas, lo cual no sería un problema si uno contara con una amplia base de revisores que permitieran de algún modo establecer un promedio de valoración, por ejemplo. El problema es que en muchos escenarios estas revisiones son realizadas por tan sólo dos personas, lo cual dificulta un consenso. Por supuesto, esto tiene también una clara relación con la perspectiva profesional de cada revisor: Lo que tiene valor para mi puede no tenerlo para mi colega del lado, así trabajemos en la misma área. El lío es que esto puede tener como efecto neto que trabajos sin un verdadero valor sean reconocidos por la comunidad, dejando de lado otros de alta pertinencia. Pero eso es otra historia.

Lo cierto es que estos tradicionales canales formales no estimulan la socialización continua de conocimiento, sino que restringen esto a un momento determinado en el tiempo, en el cual la comunidad de expertos se reúne para conocer el avance en el área. Esto está muy bien para una sociedad en la cual el conocimiento se genera a un ritmo menor que el de la sociedad actual.

  • Mecanismos de evaluación: Ha hecho carrera la expresión "Publish or perish" (Publique o perezca), la cual se relaciona claramente con los mecanismos de evaluación de desempeño docente existentes en la mayoría de nuestras universidades. En muchos casos, es más valorado el número de artículos y ponencias producido que el aporte real que un investigador realiza a la comunidad académica. Tal vez no ocurra en todos los sitios, pero sin duda buena parte de nuestro ambiente académico sufre de este problema.

Esas son algunas de las razones que, a mi juicio, no ayudan mucho a estimular la participación en comunidades emergentes como las que se observan en Estados Unidos o Canadá, y pueden dar unos primeros indicios de los retos que enfrentamos si queremos cambiar la manera en la cual nuestra academia asume la colaboración. Y eso que lo anterior no incluye muchos de los supuestos que caracterizan a nuestra competitiva cultura.

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miércoles, agosto 02, 2006

Videoconferencias y redes de alta velocidad...

De acuerdo con personas que han estado liderando a nivel nacional el tema de las redes avanzadas, la videoconferencia es la "killer application" de estas redes, del modo que lo fue el e-mail para Internet.

Stephen Downes mencionaba en la segunda de sus presentaciones que en realidad no necesitamos algo como RENATA o Internet2, pues la mayor parte de las cosas que podemos hacer con esas redes ya podemos hacerlas con Internet convencional. Yo estoy más o menos de acuerdo con esta afirmación.

A mi juicio, el reto está en identificar cuáles son esos usos que en realidad no podemos resolver con Internet (como por ejemplo, la transferencia de volúmenes masivos de información) y usar cada herramienta de la manera más útil posible. Ahora, si bien es cierto que tenemos Skype para realizar audioconferencias, la calidad a la cual podemos realizarlas (en muchas de nuestras instituciones de educación superior) no es la mejor. Después de conocer en mayor detalle el funcionamiento de una videoconferencia multipunto sobre RENATA, me queda claro que sí podemos usar este medio para tener audioconferencias de alta calidad y videoconferencias con calidad razonablemente buena. Esto irá mejorando a medida que la infraestructura se haga más moderna, pero lo cierto es que podemos hacerlo.

El asunto es que la videoconferencia todavía es un asunto bastante exótico en nuestros entornos académicos, sin importar que una webcam se consiga en Unilago por sólo 30.000 pesos. ¿A qué se debe esto? Si me preguntan a mi, es porque no estamos acostumbrados a utilizarla.

Siguiendo con la comparación con el e-mail, ha sido un proceso largo (y no concluido) el lograr que la mayoría de las personas lo utilicen. Poco a poco hemos ido entrando en la lógica de revisar el correo periódicamente, poco a poco hemos hecho de él parte de nuestras vidas, poco a poco nos hemos acostumbrado a estar en línea (por supuesto, sé que esta situación es real sólo para una pequeña minoría del país, pero quisiera omitir por un momento ese detalle). Pero estamos acostumbrados a estar en línea para consultar correo, y en pocas ocasiones mantenemos una presencia permanente en línea (en esto nuestros niños y jóvenes nos llevan gran ventaja, afortunadamente). ¿De qué depende esa presencia en línea? Por ejemplo, de habituarnos a estar presentes via MSN, Skype o cualquier otro servicio de mensajería.

Para hacer el asunto corto, si fuera natural para nosotros recibir una llamada a través de Skype, de la misma manera que la recibimos en el celular o en el teléfono fijo, tal vez estaríamos un paso más cerca de ver como algo natural el realizar una videoconferencia. Lo simpático es que esa posibilidad es todavía, para muchos de nosotros, un asunto de ciencia ficción. Lo simpático es que ya podemos hacerlo. En el momento en el que hablar con un colega de la misma institución (o de cualquier otra) sea tan sencillo como hacer doble click en su usuario de Skype e iniciar una videoconferencia, habremos logrado con este servicio lo mismo que con el correo electrónico: Hacerlo parte normal de nuestras vidas.
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Algunas ideas

Después de digerir la larga charla que tuve con Stephen y de estar en una reunión de balance del funcionamiento de la videoconferencia del evento de la semana anterior, he terminado con algunas ideas en borrador respecto a lo que puede tener sentido en cuanto al uso de TIC:


  1. Aumentar penetración: Según datos consolidados de Nielsen, ITU, NIC, etc., compilados por ExitoExportador (vaya nombre), la penetración de las TIC en Colombia alcanza solamente un 7.8% de la población. Esta es una tendencia que debería mejorar, sobre todo en el sector educativo. Qué tal si pensáramos en:
    • Buscar mecanismos que le permitan a cada profesor de superior (y de básica?) acceder a computadores para desarrollar no sólo su trabajo (bien sean desktop o laptops, aunque un montón de situaciones de contexto pueden hacer preferibles los desktop), sino actividades que no son necesariamente profesionales pero que generan poco a poco la destreza de uso del medio.
    • Apuntarle a que cada docente cuente con una webcam (la razón de esto se encuentra en otro post) activa en su puesto de trabajo, y acceso a aplicaciones de video conferencia (como Access Grid o Isabel)
  2. Aumentar presencia en línea: Es sabido que la cantidad de contenido disponible en español es muy inferior a la existente en inglés. Es crítico que pasemos de ser consumidores de información a creadores de información. Qué tal si pensamos en:
    • Aumentar la presencia de nuestros profesores en la web, mediante el fomento a la creación de blogs, por ejemplo. El uso de blogs ha sido documentado ya como una alternativa interesante para construir portafolios profesionales, de modo que perfectamente esta estrategia podría articularse con los procesos de evaluación de desempeño docente.
    • Lo anterior tendría como ventaja que daría a nuestros docentes mayor visibilidad (aunque esto está sujeto claramente al idioma en el cual se publique) y posibilidades tangibles de integración a las comunidades internacionales nacientes en diversos temas. De hecho, las iniciativas que adelantemos en términos de consolidación de comunidades en línea deberían tener un fuerte componente de blogging.
    • Masificar la presencia en línea (la razón de esto tiene que ver con otro post anterior), fomentando el uso de servicios de mensajería instantánea como Skype, ICQ o MSN.
  3. Mejorar los mecanismos de información y comunicación: Uno de los grandes líos con buena parte de la información disponible en la red es que no sabemos donde está ni cómo llegar a ella. Parodiando aquello de "Si un árbol cae en el bosque y nadie lo escucha, ¿hace ruido?", podríamos decir que "Si un recurso está en la red y nadie lo encuentra, ¿en realidad existe?". Qué tal si pensamos en:
    • Desarrollar sistemas de información livianos (como el Edu_RSS de Stephen), y usarlos en conjunto con un sistema de perfiles, que le permita a cada persona obtener en tiempo real la información que en realidad le interesa. Como Stephen sugería, aplicaciones como estas podrían convertirse en plugins para las herramientas de productividad existentes, de manera que un usuario cualquiera pueda obtener referencias en línea a sus temas de interés mientras escribe un reporte, un artículo o un mensaje para su blog.
    • Fomentar el acceso a Bancos de materiales educativos, pero logrando que estos contenidos lleguen directamente al escritorio de cada usuario.

Hay, sin embargo, algunas condiciones asociadas que pueden decidir el éxito o fracaso de estas ideas:

  • Una mayor participación del estado en la financiación de este tipo de acciones. La cantidad de recursos que, por ejemplo, la Unión Europea dispone para apoyar la adquisición e integración de TIC en las instituciones de educación superior es mucha más alta que la que Colombia dispone. Ese es un tema de importancia para nuestros legisladores y organismos gubernamentales.
  • Si crecen las exigencias pero no los recursos, el asunto no funciona. Si popularizamos el uso de la videoconferencia, por ejemplo, nuestras instituciones empezarán a tener requerimientos cada vez mayores de ancho de banda, el cual aún es muy costoso. Si no hay recursos que permitan respaldar estas necesidades (y no sé lo suficiente como para proponer una forma de lograrlo, lamentablemente), posiblemente el costo terminará asumiéndolo el estudiante, lo cual encarecería una educación superior que ya resulta bastante excluyente.

Sólo unas cuantas ideas que he estado procesando en los últimos días. En borrador. :-)

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